Cazón: el pequeño gigante verde de la provincia de Buenos Aires

Difundilo con amor

A veces, en el corazón de la llanura bonaerense, aparecen tesoros ocultos que no figuran en los mapas turísticos ni en los rankings de destinos de moda. Cazón, un pequeño paraje del partido de Saladillo, es uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo pero rebosantes de vida. Y no cualquier vida: la que brota de la tierra, la que se multiplica en hojas, flores y raíces.

Con apenas un puñado de habitantes, Cazón es conocido como el “pueblo vivero” de la provincia. Y no es para menos: produce más de 1.500.000 plantas por año y es el hogar de viveristas apasionados, custodios de una tradición que combina conocimiento, paciencia y amor por lo verde.

Un origen que floreció con la tierra

Cazón nació alrededor de 1913, como tantos otros pueblos de la provincia, al calor del ferrocarril. Fue una parada de tren, un punto intermedio entre campos de trigo y estancias ganaderas. Pero lo que lo hizo único no fue su estación, sino su relación especial con la vegetación.

Ya en las primeras décadas del siglo XX, la riqueza del suelo y las condiciones climáticas atrajeron a quienes sabían trabajar la tierra con una mirada más amplia. Así surgieron los primeros viveros, que luego se multiplicaron hasta formar una comunidad dedicada casi exclusivamente a la producción de árboles y plantas.

Un pueblo que respira verde

Caminar por Cazón es respirar distinto. Las calles de tierra están bordeadas por álamos, sauces, fresnos, robles, y todo tipo de especies ornamentales y forestales. Cada vivero tiene su personalidad, su estilo, su historia. Hay familias que llevan tres generaciones cultivando con las manos en la tierra.

No hay supermercados ni centros comerciales. Lo que hay son historias, silencio, tiempo para la charla, y una comunión con la naturaleza que se siente en el aire.

Más que viveros: un modo de vida

La producción viverista es la principal actividad económica del pueblo, pero también su identidad. Muchas de las plantas que embellecen plazas, parques y jardines en Buenos Aires y otras provincias nacen en Cazón.

Pero Cazón también tiene algo especial: una Escuela de Educación Agraria, donde chicos y chicas de la zona aprenden no solo a cultivar, sino a pensar un futuro rural con orgullo y visión. Esta escuela es un semillero —literal y simbólicamente— de jóvenes comprometidos con la tierra y su cuidado.

Un destino para redescubrir

En los últimos años, Cazón empezó a despertar el interés de quienes buscan un turismo distinto: ese que huye del ruido y busca lo esencial. Las visitas guiadas a los viveros, las ferias de plantas, las caminatas por el monte o las charlas con los vecinos son experiencias que reconectan con lo simple, con lo humano.

En primavera, el pueblo se llena de colores. En otoño, es un estallido de ocres y dorados. En cualquier estación, Cazón tiene algo que enseñar: que vivir más lento, más cerca de la tierra, también es una forma de florecer.

¿Cómo llegar a Cazón?

Está ubicado a unos 15 kilómetros de Saladillo, en el interior bonaerense. Se puede llegar por la Ruta Provincial 51, desviándose en el acceso señalizado. Hay combis que conectan con Saladillo y, desde allí, taxis o vehículos particulares pueden completar el recorrido.

Una invitación abierta

Cazón no es un lugar para apurarse. Es un pueblo para mirar, oler, tocar, escuchar. Un lugar que susurra en voz baja, pero deja una huella profunda. Para quienes creen que los pueblos chicos tienen grandes historias, Cazón es una parada obligada.

Porque en Cazón, cada árbol tiene una raíz… y cada raíz, una historia que merece ser contada.


Agradecemos especialmente la colaboración de:

Taller Electromecánico Petrei & Foglia

Guardería Náutica Anahí


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