Knedles de Ciruela: Un Sabor que Trasciende Generaciones

En el calor de las noches de verano, cuando la brisa se mezcla con el aroma de frutas maduras y las risas de la familia llenan el aire, emerge una joya culinaria que evoca nostalgia y unión: los knedles de ciruela. Este manjar, tan sencillo como exquisito, tiene sus raíces en Europa Central, donde la tradición de la cocina casera se entrelaza con la historia familiar.

Un Origen con Sabor a Hogar

Los knedles de ciruela, conocidos en alemán como Zwetschgenknödel, surgieron en las regiones de Bohemia y Moravia, en la actual República Checa, durante el siglo XIX. Aunque su origen exacto se pierde en los pliegues del tiempo, su creación está ligada al uso ingenioso de ingredientes locales, como las ciruelas frescas y las papas, que eran abundantes en esas tierras.

Cuenta la leyenda que fue una campesina quien, buscando aprovechar una cosecha abundante, tuvo la idea de envolver las ciruelas en una suave masa de papa. El resultado fue un platillo reconfortante que rápidamente ganó popularidad, convirtiéndose en un símbolo de hospitalidad.

El Arte de Compartir el Sabor

Aunque nació en los campos, fueron las familias migrantes quienes llevaron este plato a nuevos rincones del mundo. Los knedles comenzaron a ser populares entre la comunidad judía asquenazí, quienes los adoptaron como parte de su tradición gastronómica. En países como Polonia, Hungría y Austria, el postre se transformó en un emblema de festividades y reuniones familiares, gracias a la facilidad de su preparación y a su capacidad de reunir a todos alrededor de la mesa.

Tradición y Recuerdos

En mi infancia, los knedles de ciruela eran el corazón de las noches de verano. Recuerdo a mi abuela amasando con manos expertas, mezclando papa, harina y un toque de azúcar, mientras las ciruelas recién recogidas esperaban su turno. El aroma dulce y cálido que emanaba de la cocina se extendía como una promesa de algo mágico.

Al caer el sol, nos sentábamos en la terraza, bajo un cielo estrellado. Los knedles se servían tibios, cubiertos con un toque de mantequilla derretida, azúcar y migas de pan tostadas. Cada bocado era un estallido de sabor: la acidez jugosa de la ciruela contrastaba con la suavidad de la masa, creando una experiencia que era puro consuelo.

Un plato que une corazones

Más allá de su sabor, los knedles de ciruela simbolizan la unión familiar. Prepararlos es un acto de amor, un ritual que se pasa de generación en generación. Es el tipo de receta que trasciende la cocina y se convierte en un legado, una forma de mantener vivos los recuerdos y de crear nuevos.

Hoy, cuando los preparo con mis hijos, no solo estamos cocinando, estamos construyendo memorias. Les cuento sobre las noches en casa de la abuela, sobre las canciones que cantábamos mientras esperábamos el postre, y sobre cómo un plato tan humilde puede ser el puente entre el pasado y el presente.

En esas noches de verano, cuando el mundo parece detenerse por un instante, los knedles de ciruela nos recuerdan que los momentos más simples son los que se quedan en el corazón para siempre.

RECETA:

INGREDIENTES:
15 a 20 ciruelas (blandas pero no tanto)
1 kg de papas (Cuanto menos aguachenta, mejor)
400 grs de harina 0000
30 grs. de manteca para las papas
50 grs. de manteca para dorar
2 yemas
Azúcar
Sal

PROCEDIMIENTO:
Primero, lavamos y secamos las ciruelas y también lavamos, pelamos y cortamos las papas.
Ponemos a hervir las papas junto con una cucharadita de sal y una cucharada sopera de azúcar.
Cuando las papas están a punto, las quitamos del agua y realizamos un puré con ellas, le agregamos 30 grs de manteca blanda y continuamos con el procedimiento añadiéndole 3 cucharadas soperas de azúcar y seguimos prensándola hasta lograr una masa lisa.
Mientras tanto, para ir ganando tiempo, otra vez ponemos a hervir agua para sumergir los knedles que pronto tendremos hechos.
Preparamos una corona con los 400 grs de harina, y dentro de ella colocamos la preparación, la esparcimos y dejamos enfriar 5 minutos (como para no quemarnos), comenzamos a cerrar la corona, envolviendo el puré con los bordes de harina y luego introducimos las 2 yemas, comenzamos un amasado simple, para integrar los ingredientes y cuando tenemos lista la masa, envolvemos las ciruelas con la menor cantidad de masa posible pero sin que se vea su piel, así nos rendirá para todas las ciruelas.
Cuando el agua rompe el hervor, le agregamos 2 cucharadas soperas de azúcar e introducimos los Knedles, sin que se toquen entre sí, para evitar que se peguen, cuando comienzan a flotar los dejamos un ratito más y luego los retiramos y colocamos en una fuente y los rociaremos con 50 grs de manteca clarificada (dorada).

Dato:
Cuando los retiramos del agua, es conveniente que no se toquen entre sí, para que no se peguen. Cuando se enfríen, ya podrás apilarlos en una misma fuente.

COMO SERVIRLOS:
Recomendamos cortarlos en mitades y agregarles un poco de azúcar y crema de leche.


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Psicóloga Adriana Massetani: https://www.instagram.com/adriana.massetani/
 
 
 

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