La Manzana de las Luces: Un viaje al corazón de la historia

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Caminar por la Manzana de las Luces es adentrarse en un rincón donde la historia susurra en cada adoquín. Ubicada en el corazón del Centro Histórico de Buenos Aires, esta emblemática manzana, delimitada por las calles Alsina, Moreno, Bolívar y Perú, ha sido testigo de más de cuatro siglos de cultura, educación y transformación.

A finales del siglo XVII, los jesuitas la eligieron para levantar su residencia, la Iglesia y el Colegio de San Ignacio, hoy conocido como el Colegio Nacional de Buenos Aires. Desde entonces, ha sido un punto neurálgico del desarrollo intelectual y político del país, albergando instituciones que moldearon el destino de Argentina.

Fue en septiembre de 1821 cuando el periódico El Argos la bautizó como Manzana de las Luces, en honor a la actividad intelectual que latía en su interior. En este espacio, alguna vez convivieron la Universidad de Buenos Aires, la Academia de Medicina, la Imprenta de Niños Expósitos, la Biblioteca Nacional e incluso el primer museo, teatro y banco de la ciudad. Cada pared, cada pasillo y cada escalón guardan los ecos de aquellos que forjaron el país con ideas y conocimientos.

Hoy, la Manzana de las Luces sigue de pie, desafiando al tiempo, como testigo imponente de la Buenos Aires colonial y de la organización nacional.

La Procuraduría de las Misiones: Un vínculo entre mundos

En la esquina de Perú y Alsina, un edificio de ladrillo de dos plantas se erige como una cápsula del tiempo. Construida en 1730, la Procuraduría de las Misiones fue el centro administrativo del comercio jesuítico y un refugio para los indígenas de las reducciones, quienes llegaban a Buenos Aires con diversos propósitos.

Entre sus muros, además, funcionaron una escuela de primeras letras y una botica o farmacia, mientras que sus oficinas, depósitos y aposentos conformaban un entramado de actividad constante. Un lugar donde la historia no solo se escribía, sino que también se vivía.

 

Los túneles coloniales: El misterio bajo la ciudad

Bajo los pies de los transeúntes, una red de túneles centenarios esconde los secretos de la Buenos Aires colonial. Construidos entre los siglos XVII y XVIII, estos pasadizos subterráneos tejían un mapa oculto que conectaba iglesias, edificios públicos y el Fuerte, cuyos cimientos aún yacen bajo la Casa Rosada.

El propósito de su construcción sigue siendo un enigma: ¿fueron caminos estratégicos, rutas de escape o depósitos de contrabando? La historia aún no tiene una respuesta definitiva, pero el misterio sigue latente en cada piedra.

(IMPORTANTE: La visita a los túneles se encuentra suspendida hasta nuevo aviso).

 

La Sala de Representantes: Donde se escribió la historia

Desde 1822 hasta finales del siglo XIX, esta sala fue el epicentro del poder, desempeñando funciones similares a las del actual Congreso de la Nación. Aquí resonaron discursos que marcaron el rumbo del país, como la jura del presidente Bernardino Rivadavia y la asunción de Manuel Dorrego y Juan Manuel de Rosas como gobernadores de Buenos Aires.

Cada rincón de la Sala de Representantes es un recordatorio de las decisiones, debates y acuerdos que forjaron el destino de la nación.

Visitar la Manzana de las Luces es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde la arquitectura, el misterio y la historia conviven en perfecta armonía. Un sitio que sigue iluminando la memoria de Buenos Aires, tal como lo ha hecho durante más de 400 años.


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